Escribiendo con una mano,
sedada por la medicación,
sintiendo la carne, sin piel,
me dejo inundar, casi sin querer, por toda mi fragilidad.
Apenas me reconozco
tan vulnerable, irreal, tan de mentira,
como esa luz que se coló entre las nubes
una mañana de abril,
para iluminar la torre de Montparnasse.
El edificio más feo de París.
2 comentarios:
Cuando nos lastimamos es cuando ponemos los pies en el suelo. A pesar de tu fragilidad, te felicito por el texto y por la foto; tu creatividad, las ideas bien plasmadas muestran un alma sensible, no frágil. Bss
Sapiens
muchas gracias, siempre viendo mi lado más positivo ;)
besos
Publicar un comentario