No recuerdo bien cuantos años tenía, seis, ocho, quizá siete. Me habían regalado mi primer walkman y estaba tan alucinada con el aparato que después de preguntar a grito pelado varias veces a mi familia ¡¿ de verdad no oís nada?! me encerré en mi cuarto a escuchar música.
No sé por qué elegí Lionel Richie, supongo que sería lo que tenía más a mano, me tumbé en la cama y empezó esta canción. Hello.
Los primeros acordes, su voz, la música, por primera vez entro dentro de mí y se me agarro al corazón, causándome un dolor nuevo, desconocido... extrañamente agradable.
Ni siquiera me di cuenta de que estaba llorando, con los ojos cerrados, hasta que entro mi padre a preguntarme que me pasaba.
No lo sé, contesté.
¿Y por qué lloras?
Es la canción.
Entonces el me abrazó riendo. Eso está muy bien me dijo. Y se fue contentisimo a contárselo a mi madre ¡La Tere ha llorado con una canción de Lionel Richie!!
Y yo no entendía nada. Pero me alegré de haber hecho algo que les gustara. En ese momento sentí que por fin éramos los tres iguales.
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