Hoy he empezado dieta. Si, sí, soy así de típica, de las del lunes empiezo. Pero esta vez va en serio. Y cuando me pongo tozuda, ahí si que ya no hay quien me pare.
Tengo ganas de recuperar mi cintura y la curva completa de mi cuello. De ponerme minifalda, y enseñar el ombligo. De pasearme en bikini por la playa, sin tener que esconder la tripa... de ponerme un escote y que no parezca que voy a reventar.
Esto tiene algo de ataque de superficialidad, de esos que me dan a menudo, sobretodo cuando me cruzo con alguna mujer deseable y me siento a su lado como un botijo, pero también con la necesidad de sentirme bien, de encontrarme bien, de cuidarme, que ya no soy una niña, y con que me pesen los años, creo que ya tengo bastante, como para añadirme también cada vez más kilos.
Que me cansé de aplacar las frustraciones con bocadillos calientes.
Y ya estoy dispuesta a quitarme toda esa grasa que me proteje del resto del mundo.
Tendré que apañármelas con el miedo. A los demás, a mostrarme como soy, al rechazo...
Pero es que ya no puedo fingir más, ya no quiero.
Que aunque durante un tiempo me haya confundido, mi hambre es otra. Y esa es la que tengo que alimentar.
martes, 7 de agosto de 2007
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4 comentarios:
Claro que si, nena!
Pa'lante con tus propositos. Las cosas se hacen, con ganas o sin.
Cuidate por fuera y por dentro :-) que con buena vibra se es una externalidad positiva, comprobado!
Bon courage!
rosa_fucsia
gracias guapa! en ello estamos ;)
besicos!
Lee Camus!
Ánimo Teresa!
uy, que acabo de ver que hace tiempo del post... Bueno si sigues con la dieta y necesitas mucho ánimo aquí lo tienes!
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